No hagáis caso del GPS de un móvil en invierno. ¡En el Pirineo francés menos!
Esta es una historia que posiblemente a muchos de los lectores no les habría pasado. A mí, que confiaba en la tecnología ciegamente y desde hacía tiempo, era cuestión de tiempo que tarde o temprano me pasara lo que aquí les explico.
Panorámica estación de esquí de Gourette (Foto: Ivan Sanz).
Como no había ido nunca consulté vía google maps qué itinerario seguir, cuantas horas y cuantos kilómetros para llegar a mi destino desde Puigcerdà. ¿El resultado? 336 kilómetros y 4 horas y 46 minutos en condiciones de tráfico normales. No era un problema. Partí con tiempo más que suficiente para llegar a una hora prudente. Saldría a las dos de la tarde de Puigcerdà, para llegar a Gourette poco antes de las 7 de la noche. Tendría una hora para relajarme en el hotel y asistir a la cena con el resto de medios de comunicación invitados a visitar esa estación.
Desgraciadamente mi coche no tiene navegador GPS. No lo instalé en su momento y no sabéis la de veces que me he arrepentido, porque he visto que es muy cómodo. Así que cuando voy en coche a un lugar desconocido uso el GPS de mi teléfono móvil. Y ahí empezó el problema.
Aunque tenía bastante clara la ruta, memorizada en mi cabeza con referencias bastante claras de ciudades y poblaciones por donde tenía que pasar, lo cierto es que de vez en cuando consultaba la ruta vía GPS de mi teléfono móvil. Y detecté que a menudo me sugería nuevas rutas para llegar a Gourette.
Algunos de los itinerarios sugeridos recortaban distancia y tiempo, así que... ¿Porque no probar uno de los sugeridos? ¿Qué ganas de hacer más kilómetros y más minutos de la cuenta si hay la oportunidad de recortar unos cuantos kilómetros y unos cuantos minutos?
Algo me decía en mi subconciente que no iba bien. Y así fue: no iba nada bien. Después de pasar por el lado de un edificio-refugio y de los accesos y aparcamientos de una estación de esquí de fondo -no recuerdo el nombre ni tengo ganas- llegué a una especie de paso alto de montaña, o punto alto de la carretera, donde esta quedaba literalmente cortada por una barrera. No por exceso nieve, que no había cuando yo llegué, sino porque en invierno esta carretera sólo sirve para llegar a la estación de esquí de fondo comentada. En cuanto al acceso hasta Gourette, que marcaba el GPS, queda cortado durante los meses de invierno y buena parte del otoño y la primavera.
Acceso al Col de l'Aubisque desde la estación de esquí de Gourette (Foto: Ivan Sanz).
Finalmente llegué mucho más tarde de lo previsto, y muy cansado a la cena, porque entre Pau y Laruns -el bucólico pueblo pie de pista de Gourette- todavía me volví a perder por culpa, una vez más, del GPS del móvil. Quizás en esta ocasión la culpa ya fue mía por volver a hacerle caso. El resultado: llegué a las 9 de la noche, o sea, un viaje de 7 horas, descubriendo pueblos como Herrera, Augier, Buziet... !Qué hartazgo de viaje!
La culpa fue del GPS del móvil, no tengo ninguna duda, aunque supongo que también mía por no estar atento a la rotulación. El domingo, día del fin de viaje de prensa, ya de bajada, todo lo vi bien señalizado y me fijé que, en algunas carreteras de acceso a puertos de montaña, te informan claramente de si están abiertos o cerrados. Eso sí, también hay que decir que la nevada del viernes y el sábado, que dejó más de 50 cm en Gourette, con un paisaje precioso y una nieve polvo “atlántica” de escándalo, me ayudó a ver las cosas mucho más claras. Así que a pesar de todo me llevo muy buenos recuerdos de mi primera experiencia en Gourette, una estación preciosa de la que tendréis más información en Lugares de Nieve en los próximos días.
Gourette, Robert y Karine con el pico Ger al fondo. Foto Iván Sanz
Blog creado por Ivan Sanz Tusell
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