El Grand Hotel, los orígenes de Font-Romeu como estación de esquí

El Grand Hotel, los orígenes de Font-Romeu como estación de esquí

Imagen actual del Grand Hotel (Foto: Ivan Sanz)

Mié, 20/12/2017 - 09:43
La estación de esquí de Font Romeu nunca fue proyectada como tal, y su desarrollo comenzó a partir de la construcción del hotel y la llegada del tren.
Font Romeu es hoy una de las grandes estaciones de esquí del Pirineo, y así lo avalan las cifras cada año, ya sea por el número de visitantes como por las cifras de negocio. Y no sólo lo es por los motivos mencionados, sino que también es un referente por su potente red de innivación que les permite tener la estación innivada en un 90% del dominio. Pero esto tampoco sería un dato excepcional sino fuera que, además, lo consiguen hacer en una ladera sur a 1.950 m y con una media de 3.000 horas de sol por año. ¿Y cómo es posible que en esta ubicación naciera una estación de esquí? ¿Por qué y cuándo nació como centro de deportes de invierno?
 
Llega el tren
 
Fue en 1903, cuando al actual núcleo urbanizado de Font Romeu se construyen los primeros chalets con el nombre de "Les Chalets de Odeillo", a iniciativa del alcalde de Odelló. Diez años más tarde, en 1913, se inaugura el Grand Hotel y un año más tarde, en 1914, llega el tren. Son dos inversiones clave que vienen impulsadas por la sociedad de los Chemins de hacer du midi et des Hoteles de montagne.
 
Estas dos infraestructuras hacen de Font Romeu un destino emergente para los "primeros turistas-no esquiadores" que buscaban lujo y salud. Font Romeu se convierte muy pronto, con el Grand Hotel y el tren, en un centro de vacaciones de época moderno, muy completo en el ámbito sanitario y deportivo. Todo ello incentiva el crecimiento urbano de la zona en torno a las dos infraestructuras.
 
En esos primeros años de explotación del hotel empiezan a pernoctar y tener estancias muchos clientes españoles y franceses que provienen de la alta sociedad: príncipes, condesas, banqueros, políticos, escritores, artistas, empresarios y adinerados forman el grueso de los clientes.
 
Foto-postal del Grand Hotel, de la serie "Las Pirineos Orientales", n ° 962 Autor / a: Editions Labouche frères
 
Crecimiento rápido a partir de 1920
 
El periodo de crecimiento más rápido se da a partir de 1920, cuando se toma conciencia de que hay que convertir el emergente núcleo urbano en un destino turístico de moda todo el año. Coincide en esta fecha en que el invierno de 1920 la Cerdaña francesa recibe una nevada generosa que lo deja todo cubierto de nieve y hielo. Un detonante de las posibilidades de la zona. Font Romeu se proyecta, a partir de aquel invierno, como un espacio apto para los deportes de invierno.
 
Progresivamente, y en los años siguientes, se ubican en la zona más infraestructuras, como una escuela, un complejo deportivo con pista de hielo, una pista de tenis, comercios y más chalets. Definitivamente Font Romeu da un paso adelante como destino glamuroso y, si de día las actividades deportes como el esquí de fondo, el esquí alpino, el hockey hielo o el descenso en trineo empiezan a popularizarse, de noche nadie quiere perderse ser un protagonista o un observador privilegiado de las fiestas que se organizan en el Grand Hotel. Seguramente las noches de este hotel sean el referente más genuino y auténtico del primer fenómeno del après-ski, y no sólo en el Pirineo francés, sino posiblemente de toda Francia. Y un dato muy curioso por tratarse de principios de siglo: a finales de la década de los 20 la clientela del Grand Hotel era de un 60% de procedencia española, en un 30% francesa y en un 10% inglesa, según datos facilitados por la oficina de turismo de Font Romeu.
 
Font Romeu nace como estación de esquí
 
Una vez Font Romeu ya se había consolidado durante 10 años como espacio adecuado para la práctica de deportes de invierno, ya sólo era cuestión de tiempo que llegara la instalación del primer remonte. Y éste llega en 1937, cuando se instalan las dos primeras instalaciones, aunque rudimentarias. A partir de este momento Font Romeu ya es un destino turístico y sanitario de referencia en el ámbito mundial, pero pasa a serlo también como incipiente estación de esquí.
 
El conflicto de la segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945, hace que toda la década de los 40 y 50 se vivan con de cierta calma en la estación, pero la actividad parece que no se detiene. A partir de los años 60 vuelve la actividad frenética y el crecimiento como estación de deportes de nieve y montaña.
 
Un vídeo histórico de la estación:
 
 
En 1963, un año preolímpico, todos los deportistas y atletas franceses pasan por las instalaciones deportivas de Font Romeu para prepararse, en altura, para a los juegos olímpicos. En 1965 el ministro de deporte de Francia, el alpinista Maurice Herzog, decide que Font Romeu se convierta en la sede definitiva del Liceo Deportivo, máxima institución en formación deportiva y residencial del país galo. La decisión se toma por una coyuntura clave: los juegos olímpicos de 1968 se celebran en Ciudad de México, ubicada a 2.000 m. de altura s.n.m y Font Romeu, a 1.750 m, con un clima seco y soleado, se convierte en una plataforma ideal para preparar los deportistas franceses. Y la elección da resultados: en 1968 los deportistas que pasan por Font Romeu obtienen grandes resultados y medallas a los juegos olímpicos. Y Font Romeu continúa creciendo y creciendo, como municipio y como estación de esquí de referencia en el sur de Francia.
 
Adiós al Grand Hotel
 
A mediados de los años 70 pero, con Font Romeu ya erigida como una de las grandes estaciones de esquí del Pirineo, llega una circunstancia en la que, en cierto modo, su glamour y reclamo se verá afectado: el Grand Hotel se reconvierte en un gran edificio de apartamentos. Ahora bien, esta circunstancia no priva que todo el edificio sea declarado monumento histórico en 1988, y es que la majestuosidad de la edificación y su peso histórico e incidencia en el desarrollo económico de la zona son elementos que justifican la decisión.
 
Son años en los que el negocio de la nieve también se hace más complejo. Ya no basta con las nevadas naturales. Los esquiadores se vuelven poco a poco y sin saberlo en más exigentes: piden esquiar todo el invierno, y no sólo cuando ha nevado. Y Font Romeu percibe que hay que dar un paso adelante para mantenerse como un destino de deportes de invierno con garantías. Perdido el reclamo del Gran Hotel, la nieve es la clave para que todo siga funcionando. Ni un paso atrás, pero lo cierto es que cada vez cuesta más mantener la nieve en pistas como piden los clientes. Y a la economía local le conviene garantizar el producto, y si no es por vía natural, entonces hay que buscar soluciones. Es la primera señal que evidencia que Font Romeu, tal vez, no era la mejor ubicación para una estación de esquí.
 
Los 80 y 90, la década de la nieve de cañón
 
En los años 80 comienza la carrera de los cañones de nieve. En la vecina Pyrénées 2000 se empieza, en la temporada 1979-80 con la experimentación de los cañones de nieve. Font Romeu es, por primera vez en Francia, donde se utiliza la tecnología de los cañones de nieve. Y el invento, que ya se instala de forma más general en la temporada 83-84 no podía llegar en mejor momento: las nevadas en los años 80 son cada vez más irregulares en frecuencia y en volumen. Y todo esto ocurre en una estación de esquí con un frente de pistas claramente en orientación sur y con un modelo de negocio en el que hay que garantizar, si o si, la nieve de diciembre a marzo.
 
En la década de los 90 la tecnología de la producción de nieve continúa mejorando y los cañones cada vez son más eficientes, consumen menos energía y producen más volumen de nieve. Font Romeu salva las temporadas de los 90 con buenos resultados, aunque con alguna excepción.
 
Los 2000, la década con el calentamiento global llamando a la puerta
 
Los años 2000 Font Romeu continúa mejorando. Son años en los que se renuevan la mayoría de remontes y se hacen mejoras en las pistas, pero el cambio climático llama a la puerta como nunca antes lo había hecho. Las horas en que las temperaturas se sitúan claramente por debajo de los 0 grados van disminuyendo cada invierno, con especial incidencia las temporadas 2006-07 y 2007-08. Y la temporada 2011-12 es especialmente difícil por falta de un mínimo de nevadas naturales, haciendo que casi toda la evolución de la temporada quede "en manos" de la producción de nieve.
 
Vista la experiencia es evidente que hay que mejorar la red de innivación para hacerla más eficiente en las pocas horas o ventanas de frío en que se puede producir nieve. Una vez más, la tecnología permite a Font Romeu, superar el reto. Los cañones de nueva generación vuelven a hacer un avance tecnológico importante y garantizan más producción con menos consumo de nuevo y, sobre todo, producir con temperaturas cada vez más marginales.
 
Esta es, en cierto modo, la historia de Font Romeu como estación de esquí. Posiblemente sea una paradoja cuyo origen no esté vinculado a un proyecto como tal, sino que se debe a la construcción de un hotel que, originariamente, no estaba previsto para atender ni practicantes de los deportes de nieve y ni mucho menos pensando en una futura estación de esquí. Su presente es, pues, consecuencia de una historia en cierto modo no prevista, o en todo caso causal y no casual.
 
Porque, en el fondo, si no hubiera sido por la construcción del hotel y el tren, ¿alguien habría planeado la construcción de una estación de esquí con un pie de pistas en una cara sur? Y más retos: ¿en unas cotas que van de los 2.300 m. a 1.980 m.? Posiblemente no.
 
Proyectándose hacia el futuro sin miedo
 
Ahora bien, el reto más importante para Font Romeu lo veremos en los dos próximos años, con la construcción de una pista de esquí en cara sur y con una cota relativamente baja de llegada a 1.750 m. Bien mirado toda una demostración de fuerza y apuesta por la tecnología que sólo se puede explicar por una razón: porque la trayectoria de su historia les avala. Y la tecnología, esta vez, será su gran seguro para que el proyecto sea realidad, funcione y Font Romeu convierta, ahora sí, un verdadero pie de pista, o como prefieren llamarlo en Francia, un pueblo-estación de esquí.
 
 
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