Unas sensaciones especiales...

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Mié, 26/02/2020 - 17:56

Esquiar de noche siempre acaba generando una sensaciones especiales. ¿Porqué?


Esquiar de noche por Masella es casi como hacerlo entre amigos o en un ambiente familiar (Foto: IST).

El esquí nocturno se puso en marcha en Masella en diciembre de 2013. Cada jueves y sábado, desde mediados de diciembre y hasta inicios de marzo, de 6 de la tarde a 9 de la noche se abren un total de 10 kilómetros de pistas de diferente nivel que se iluminan con unos potentes focos.

Escolares que hacen semana blanca y residentes en la Cerdanya o comarcas vecinas, que por horarios laborales no pueden esquiar de día, son el porcentaje importante de los "esquiadores nocturnos". Sí, también hay los esquiadores que nunca tienen suficiente esquiando de día y necesitan más. Como es lógico también hay un porcentaje importante de curiosos que quieren probar la experiencia aunque sea por una sola vez.

De hecho, exceptuando los periodos de Navidad o determinados días, no es una actividad que, pasada la primera hora y media de su apertura de remontes, se pueda decir que genere un esquí de colas y pistas masificadas. Todo lo contrario. Quienes esquiamos de noche, sobre todo en la última hora y media, somos pocos y nos acabamos conociendo las caras. Es como esquiar en familia, por decirlo de alguna manera.

Recuerdo que la primera vez que esquié de noche, en el día de la inauguración del esquí nocturno de Masella, me quedó grabado en mi subconsciente como una experiencia única y sensorial. Al ser de noche y sólo tener iluminadas las pistas, hace que visualmente se reciban menos impactos ópticos. Centramos más la vista en la pista por donde esquiamos. Así, si esquiar de día tiene el aliciente de hacerlo observando bellos paisajes, esquiar de noche siempre acaba teniendo un punto de concentración y seducción que el esquí de día no tiene.

A medida que el mes de febrero avanza y las horas de luz ganan minutos a las horas de noche, el esquí de tarde en su primera hora aún tiene un significado más especial, diría que fantástico. Ver desde el retorno del telesilla TGV como el sol ha terminado escondiéndose detrás de las montañas, con los focos ya encendidos, pero casi innecesarios, y como el cielo se difumina en colores azules y anaranjados, todavía lo hace todo más especial.

Desde aquel diciembre de 2013 procuro esquiar de noche entre dos y tres días por temporada. Y cada vez que lo he hecho las sensaciones han vuelto a remover la memoria de mi subconsciente. De nuevo una esquiada especial. Familiar. Diferente. Singular. Sensorial. Exclusiva. Seductora.


Sesión de esquí nocturno en Masella (Foto: IST).
 

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Blog creado por Ivan Sanz Tusell

Reflexiones y opiniones que se deslizan por tu cabeza en esos ratos de relax que te dan los trayectos en un telesilla cualquiera...

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