El cierre perimetral, decretado por la Generalitat para frenar la propagación de la Covid-19 hasta el 6 de enero, ha levantado ampollas en el territorio y, ni la promesa de un plan de ayudas directas por valor de 4,3 millones de euros, ha conseguido apaciguar los ánimos.
 

 

Si bien es verdad que las cuatro estaciones de esquí alpino del Pirineo de Girona -La Molina, Masella, Vall de Núria y Vallter 2000- permanecen abiertas, sus pistas están y seguirán prácticamente vacías durante todas las fiestas.

 

No en vano, la llegada de visitantes de fuera es el principal motor económico de muchos de los negocios de las dos comarcas, especialmente en estas fechas y la nieve no queda exenta. En declaraciones a La Razón, el administrador de la escuela de esquí Edelweiss, en Masella, recuerda que “en la comarca hay cerca de 18 mil habitantes, de los cuales el 90% ya tiene material de esquí, casi ninguno paga forfait en las pistas y casi no acuden a los restaurantes”, de manera que, aunque las estaciones de esquí recibieron hace apenas dos semanas la autorización de las autoridades para abrir, este nuevo cierre perimetral “es un golpe que nos hunde”.

 

 

La población del Ripollés -27.229 habitantes (Idescat 2019)- y de la Cerdanya -16.862 (Idescat 2019)-, se multiplican con sus visitantes durante los periodos festivos y las navidades suponen, por sí solas, hasta 40 por ciento de sus ingresos anuales.

 

Restaurantes, comercios, empresas de ocio y en general todos los pequeños empresarios de la Cerdanya estaban haciendo estos últimos días acopio de provisiones y recuperando a empleados de los ERTO para hacer frente a la ola de turistas que estaba previsto que acudiera a pasar las fiestas navideñas.

 

En menos de 24 horas, el cierre perimetral ha provocado la anulación de la totalidad de las reservas y cualquier posibilidad de venta, con lo cual los expedientes de regulación vuelven a planear de nuevo como única solución para intentar salvar los negocios.

 

Las acciones de protesta en las dos comarcas se han hecho patentes desde el primer día de confinamiento, con lanzamiento de huevos incluido delante del Ayuntamiento de Puigcerdà (capital de la Cerdanya) y para este jueves hay convocada una manifestación por parte de las asociaciones de hostelería del Ripollès.

 

 

Este varapalo para la restauración y el comercio afecta de rebote a otros sectores, como el de los distribuidores de alimentación.

 

La presidenta de la Asociación de bares y restaurantes de la Cerdanya, Natividad Bover, considera la medida "un jarro de agua fría" y una "animalada" porque "hay familias enteras que viven de esto".

 

La agrupación reclama ayudas directas para paliar las pérdidas que deberán asumir, teniendo en cuenta que los locales habían contratado personal y tenían producto comprado.

 

Bover criticó que se tuvieran que enterarse del cierre de la comarca a las nueve de la noche sin que el Gobierno "haya consultado ningún ente ni haya dicho nada al sector".

 

Durante el cierre perimetral, no se puede entrar ni salir de estas comarcas excepto por motivos de salud, trabajo y para cuidar a personas dependientes.

 

Para intentar amortiguar el golpe a la economía de este territorio, el Gobierno de la Generalitat aprobará la próxima semana ayudas directas con valor de 4,3 millones de euros en negocios de restauración, turismo y comercio del Ripollès y la Cerdanya, tal como ha dicho el vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda en funciones, Pere Aragonés, en declaraciones a la ACN.

 

 

Según los datos compartidos por el departamento de Salud de la Generalitat en el portal dadescovid.cat, la incidencia acumulada en la Cerdanya en los últimos 14 días es de 1.811 casos por cada 100.000 habitantes, mientras en el Ripollès es de 1.858 casos.

 

 

En la Cerdanya en las últimas 24 horas, se han registrado ocho nuevos hospitalizados por el virus y una muerte, y la velocidad de reproducción del virus (Rt) es de 2,34; y en él Ripollès se han contabilizado 16 ingresados y 2 defunciones, con una Rt de 1,4.

 

Asimismo, en el hospital de la Cerdanya hay diez sanitarios en aislamiento preventivo y en el de Campdevànol, en el Ripollès, se han detectado 25 pacientes con coronavirus y 21 sanitarios afectados de una plantilla de 215.

 

El gerente del Hospital de Campdevànol, Joan Grané, cree que el cierre perimetral del Ripollès "llega tarde", porque la evolución de la pandemia en la comarca ha empeorado mucho desde octubre. Sin embargo, asegura que la situación en el hospital no ha variado en los últimos 10 días. El centro detectó un brote hace tres semanas y, desde entonces, sólo ingresa enfermos con Covidien-19, y los no positivos que los traslada a Olot o Girona.