Ayer se recuperó el cava sumergido durante un año en el lago de Pessons. Se trata de 200 botellas de cava que han madurado en el fondo del citado lago y que forman parte de un experimento gastronómico dirigido por las cavas Rimarts.

Operaciones para recuperar el cava sumergido durante un año en Pessons (Foto: Grandvalira).

Las botellas de cava Rimarts de Sant Sadurní de Anoia han pasado un año, desde octubre 2017 hasta la fecha, bajo las gélidas aguas del famoso lago en Grau Roig con la intención de aprovechar la altura, las bajas temperaturas y el movimiento del lago para favorecer el envejecimiento y conseguir un cava de categoría superior.

La jaula, que contenía las botellas de diferentes variedades y añadas, fue rescatada el pasado jueves por el equipo de restauración de la estación así como por los enólogos de Rimarts. Una primera cata ya ha permitido avanzar resultados positivos. El propietario de las bodegas, Ricard Martínez, asegura que han conseguido extraer un cava más fino y elegante con "nuevos matices de reducción en nariz que aportan intensidad y un carbónico más integrado".

Normalmente la crianza de este producto se hace en una cava, a una temperatura de unos 14 o 15 grados. Pero en las condiciones de montaña, el frío (durante el invierno el lago se mantiene entre 2 y 4 grados), sumado a la presión atmosférica (2.307 m.) y el ligero movimiento al que están sometidas las botellas por el efecto del agua, han hecho retrasar la evolución del cava. Para llevar a cabo el experimento, la estación ha tenido en cuenta las medidas medioambientales necesarias con el fin de proteger el ecosistema del lago.

La prueba piloto concluye con un producto diferenciador que se podrá probar en los restaurantes de servicio a carta de Pas de la Casa - Grau Roig como el Refugio del Llac de Pessons y El Racó de Solanelles. Las botellas de cava Rimarts extraídas del fondo de lago también se pondrán a la venta en la Gourmeterie Marquet de Andorra.

(Foto: Grandvalira).