La pista Chabrières fue el escenario en el que Origone batió un registro que parecía estratosférico y prácticamente inalcanzable. Un lugar ideal para lograr el récord del mundo gracias a su salida, casi en vertical y a la pendiente media que acumula, del 65%. Tras él, su hermano Iván fue el segundo clasificado, con una velocidad de 248,61 kilómetros por hora, un poco más rápido que el francés Bastien Montes, con 248,15 kilómetros por hora.

 

 

Tras la prueba disputada en la estación francesa, el vencedor se mostró muy satisfecho por la marca registrada, aunque piensa que podrá superarlo en un futuro. «Si hubiera hecho el descenso cuarenta minutos más tarde, con la nieve menos dura, podría haber conseguido dos o tres kilómetros más por hora» reconoció. Un aspecto por el que se quejaron los primeros competidores en lanzarse.

 

Farrell, madrileño de origen británico, amigo de Lugares de Nieve y al que entrevistamos a principio de temporada, reciente ganador de la Copa del Mundo de esquí de velocidad, se quedó con la miel en los labios y tan sólo un kilómetro por hora le separó de haber alcanzado el oro en la estación francesa y de conseguir el récord del mundo en la disciplina Speed Downhill, llegando a superar los 210 kilómetros por hora.