Los modelos estacionales publicados por algunas agencias tienen una fiabilidad limitada debido al plazo con el que trabajan, en los últimos años el índice de aciertos va en aumento, pero debemos consideralos simplemente como tendencias.

 

 

 

 

Tras un final de primavera climatológica (marzo, abril, mayo) con temperaturas por encima de lo habitual y más precipitaciones de la media, este junio será más fresco a los que estábamos habituados en los últimos años y más parecido al de décadas atrás.

 

 

Para las dos primeras semanas, el CEPMPM apunta a precipitaciones por encima de la media -lo estamos viendo- en casi toda España, y una segunda parte del mes normal.

 

También predice que las tres primeras semanas registrarán temperaturas por debajo de la media, salvo en Canarias, y una última semana normal.

 

 

 

 

Los meses de julio y agosto son, por tradición, cuando la mayor parte de la población sale de vacaciones. En 2020 serán también unas vacaciones distintas en la que pocos o muchos, los que puedan, se desplazarán dentro de la Península.

De los diez veranos más cálidos desde el comienzo de la toma de registros en 1965, nueve han correspondido hasta ahora a veranos del siglo XXI

Aún y sabiendo que es mucho aventurar el tiempo a largo plazo, los modelos meteorológicos lo hacen y, en este caso, hay claras discrepancias entre los pronósticos.

 

El americano y europeo señalan que las temperaturas apuntan a un verano normal o fresco en conjunto. La Aemet, por su parte, prevé que será más cálido y caluroso.

 

 

Los mapas de la NOAA y el CEPMPM indican un la predominancia de un anticiclón de Azores potenciado, algo más alto en latitud, y una baja relativa sobre Europa, que dejará flujo de componente norte. Esta situación se ve reforzada por un chorro subtropical más potente sobre el norte de África.

 

En el pleno verano (julio y agosto) español eso supone mayor frecuencia de vientos de componente Norte, dificultando las olas de calor, pero no debería incidir demasiado en la precipitación, salvo en el extremo norte peninsular.

 

 

El entorno climático es el del cambio en las temperaturas del Pacífico debido a las condiciones de El Niño neutral cálido que pasa a neutral frío durante este último mes. Por ello, según los modelos de previsión de la NOAA, hay bastantes probabilidades de que el fenómeno de El Niño vaya progresando hacia una fase fría, o La Niña, con lo que se puede hacer notar en la segunda mitad del verano.

 

 

Por su parte, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apunta que el patrón atmosférico dominante será el de un anticiclón de las Azores centrado en el Atlántico y ejerciendo su radio de influencia principalmente sobre nuestro país, Francia y Reino Unido.

 

Este dominio de las altas presiones se traduce en un tiempo más cálido en gran parte del país. Se esperan temperaturas por encima de la media en toda España, pero especialmente en el interior peninsular donde las anomalías térmicas este verano podrían estar de media entre 1 y 2ºC por encima de lo normal y el verano se esperaría muy cálido.
 

 

 

En cuanto a las precipitaciones, la tendencia no está tan clara, el modelo estacional de la Aemet muestra que existe una probabilidad de entre el 40-50% de que el verano sea ligeramente más seco de lo normal en la Península y de entre el 20 y 40% de que sea normal.

 

Deberemos esperar, y quedarnos con un junio que pinta bien para acabar de llenar pantanos y ríos, lo que también beneficiará a tener un menor riesgo de incendios en verano. De cara a julio y agosto, falta mucho y las previsiones no son muy fiables, lo que está claro que estando en la Península calorcito del bueno pasaremos.