En tan solo dos días, algunas ciudades europeas han experimentado una disminución de sus temperaturas de hasta veinte grados en los valores máximos. Ahora, existe preocupación por la posibilidad de heladas severas a finales de mes en zonas inusuales.
 

 

 

Durante los últimos días de la semana pasada, buena parte de Europa experimentó temperaturas extremadamente altas. El domingo 14 de abril se registraron récords de temperatura máxima en gran parte del continente, y durante el fin de semana se superaron los treinta grados en lugares como Vinebre (Tarragona), con 33,2 grados; Llíria (Valencia), con 30,5 grados. Incluso en Barcelona se estableció un récord de temperatura máxima en abril, alcanzando los 29,4 grados en el Observatorio Fabra, dos grados por encima del máximo anterior registrado en los últimos ciento diez años.

 

Pero España no fue el único lugar con temperaturas inusualmente altas: en Dinamarca se registraron 31,7 grados, 32,6 grados en Francia y 31,8 grados en Eslovenia, entre otros.

 

 

Después de esta atípica ola de calor, ahora los modelos meteorológicos predicen que el próximo martes 23 de abril, día de San Jorge, las temperaturas podrían descender por debajo de los diez grados e incluso hasta diez grados por debajo de la media histórica para esta época del año. Este cambio drástico del tiempo estival al invernal podría provocar anomalías significativas en varias zonas.

 

El cambio abrupto en el tiempo ha sido particularmente notable en el centro de Europa, donde ciudades como Múnich, en Alemania, y Zagreb, en Croacia, experimentaron una diferencia de hasta veinte grados entre el domingo y el día siguiente. Se pronostica que este período de frío persistirá durante buena parte de la segunda mitad del mes, manteniendo las temperaturas por debajo de lo habitual debido a la llegada de una masa fría procedente del norte.

 

Los modelos meteorológico marcan un bloqueo anticiclónico que interrumpirá el patrón meteorológico habitual de la primavera, impulsando el aire frío ártico hacia latitudes más bajas, lo que podría resultar en temperaturas aún más bajas hacia finales de mes, con valores entre doce y quince grados por debajo de la media habitual y posiblemente temperaturas bajo cero en algunas regiones donde esto no es común en esta época del año.

 

Estas condiciones podrían ocasionar heladas en áreas agrícolas, lo que representaría un riesgo significativo para los cultivos en floración.

 

 

 

Además, se esperan importantes precipitaciones en los Alpes, Europa central y los Balcanes, que podrían manifestarse en forma de nieve en muchas zonas debido a las bajas temperaturas.

 

Este rápido enfriamiento en el sur de Austria y Eslovenia podría resultar en nevadas abundantes, con acumulaciones de hasta cien centímetros de nieve nueva.

 

En Suiza, Italia i Francia los acumulados no serían tan importantes, pero sumarían más de 50 a 60 centímetros en las estaciones con cotas que bajarían puntualmente a los 600 metros tan solo. A principios de la próxima semana se darían los valores de temperaturas más bajos con mínimas por debajo de los -20 C en cotas de 3.000 metros de altitud y de -13 C por encima de los 2.000 metros.

 

 

 

La ola de frío tambien podría tener impacto en los Pirineos, donde se prevén nevadas inusuales, sobre todo por las cotas para esta época del año. Próximamente publicaremos un artículo con la previsión para la Península.