Las pistas de esquí son el lienzo donde los entusiastas de este deporte deslizan sus huellas en la nieve, enfrentando diferentes desafíos según el color que elija.

 

Verde, azul, rojo y negro, estos son los colores universales que indican el nivel de dificultad de las pistas de esquí en muchos destinos, egulados en España por la ATUDEM en el artículo 46 capítulo primero del reglamento de funcionamiento de las estaciones de esquí o la norma  NF 52-102 de Afnor, en el caso de Francia y así en cada país.

 

 

Sin embargo, ¿cuáles son los criterios que determinan estos colores y cómo se traducen en experiencias en la montaña?

 

 

La asignación de colores a las pistas de esquí no es una decisión arbitraria. Detrás de este sistema de clasificación se encuentra una comisión de seguridad compuesta por el operador del dominio esquiable y expertos en esquí alpino.

 

A partir de la norma que rige en cada país, en España la ya mencionada de la Atudel, juntos, evalúan diversos factores para determinar la dificultad de cada pista, considerando la pendiente, topografía, anchura y otros elementos que contribuyen a la experiencia del esquiador.

 

 

Las pistas verdes son el punto de partida perfecto para quienes dan sus primeros pasos en el esquí. Con pendientes suaves que permiten un descenso controlado y una anchura suficiente para maniobrar cómodamente, estas pistas ofrecen un terreno amigable para principiantes.

 

En países como Suiza o Austria, donde laz pistas son más técnicas, el color verde apenas existe.

 

 

Con una pendiente un poco más pronunciada que las verdes, las pistas azules son ideales para aquellos que buscan mejorar sus habilidades.

 

Aquí, los esquiadores encontrarán movimientos del terreno que desafían su destreza, y la velocidad se convierte en un factor apreciado por los más experimentados.

 

 

Las pistas rojas indican un nivel de dificultad mayor. Más empinadas y estrechas, estas pistas requieren una técnica más avanzada y están diseñadas para esquiadores que han dejado atrás el recuerdo de los giros con cuña.

 

 

Las pistas negras son el reto supremo. Con especificidades que pueden incluir pendientes pronunciadas, bachess, estrechamientos y pasajes complicados, estas pistas atraen a los esquiadores más valientes.

 

 

 

Es importante tener en cuenta que si bien el color de la pista no cambia, esta puede ser más difícil o más fácil  dependiendo de las condiciones climáticas y la hora del día.

 

Una pista fácil por la mañana bajo el sol puede convertirse en un desafío totalmente diferente en la tarde, con niebla y hielo.

La adaptabilidad es clave, y los esquiadores deben considerar las condiciones antes de elegir su bajada.

 

 

Cada color de pista está marcado con un nombre y números colocados a intervalos regulares.

 

Esta información es esencial para la orientación en grupo y, en casos de emergencia, permite a los servicios de rescate localizar rápidamente la posición exacta del accidente.

 

 

 

Si bien en España, Anrorra o Francia se utiliza el sistema de colores, en otros países como Italia, Suiza o Austria, pueden existir variaciones.

 

En Suiza, por ejemplo, se encuentran rutas amarillas, seguras pero no acondicionadas, para aquellos que buscan experiencias más salvajes.