El esquí de alta competición mejora los resultados de las estaciones que lo albergan

El esquí de alta competición mejora los resultados de las estaciones que lo albergan

Grandvalira. Foto: Oriol Molas

Mar, 14/05/2019 - 21:17
El número de esquiadores que van a Grandvalira ha aumentado un 35% desde que en la temporada 2012-2013 hizo la apuesta por la alta competición.

El esquí de alta competición mejora los resultados de las estaciones que lo albergan. ¿El mejor ejemplo? El número de esquiadores -buena parte procedente de mercados extranjeros- en Grandvalira ha aumentado un 35% desde que en la temporada 2012-2013 hizo la apuesta por acoger grandes eventos de competición internacionales. Y seguirán con su apuesta.


Finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino celebradas el pasado marzo en Soldeu (Foto: O. Molas).

Que el esquí de alta competición siempre lo ha tenido difícil en la Europa mediterránea para hacerse un eco en el panorama mediático es una cuestión que nadie discute. Conseguir no ya minutos, sino segundos en los programas deportivos de radio y televisión al sur de los Pirineos se acaba consiguiendo más por la poca actividad o actualidad informativa de otros deportes que no por méritos propios.

Killian Jornet a parte, conseguir una portada en un periódico deportivo es, en la práctica, una realidad excepcional. Pero también es cierto que el esquí de alta competición, allí por donde pasa, acaba convirtiéndose en titular informativo y con el tiempo generando un retorno económico. Lo consiguió Sierra Nevada en 1996, La Molina en 2008 y ahora es Grandvalira quien está recogiendo los frutos. La estación andorrana ha logrado crecer en el mercado internacional gracias, en buena parte, al paso de las pruebas de la Copa del Mundo que allí se celebraron en 2012-2013.


La apuesta por albergar pruebas de alta competición acaba teniendo su retorno económico (Foto: Agence Zoom).

Fue en 1996 cuando el Campeonato del Mundo de Esquí Alpino de 1995, organizado en Sierra Nevada, permitió que la estación andaluza diera el salto definitivo a la élite mundial. Se trataba de una apuesta arriesgada. Se canceló en 1995 por falta de nieve y se trasladó su organización a un año más tarde. Y aún así se puede afirmar, sin rodeos, que con ese evento y la imagen que proyectó, se colocó dentro del club de estaciones con capacidad para acoger competiciones de alto nivel. Eso es lo que la hizo convertirse en un destino de nieve competitivo en todos los ámbitos, para esquiadores de élite y para esquiadores turistas. Se calcula que hoy día entre un 20 y un 25% de su clientela es extranjera, básicamente ingleses, portugueses y rusos. La temporada 17-18 la estación granadina vendió 880.000 días de esquí, casi lo mismo que Baqueira, a pesar de ser una estación bastante más pequeña, aislada geográficamente del resto de estaciones de esquí del continente europeo pero también con un matiz importante: sin competencia directa en su entorno cercano.


El Mundial de Sierra Nevada 2017 generó desde septiembre 63 millones de impacto mediático. Más info.

Desde 1996 por Sierra Nevada la alta competición ha continuado teniendo una presencia destacable, con pruebas y finales destacables como la Copa de Europa esquí alpino femenino (03-04), Copa del Mundo snowboard (04-05), Copa del Mundo esquí alpino (06-07), Copa del Mundo de Snowboard y Freestyle (2013 y 2017) o la Universiada 2017.


El snowboard de alta competición, igual que el esquí, ayuda en la proyección de las estaciones de esquí (Foto: Archivo SN).

La Molina es uno de los centros pioneros de los Pirineos en cuanto a la competición y así ha sido desde que aparecieron los primeros esquiadores en 1908. Pronto llegarían las primeras pruebas, carreras y saltos de esquí, convirtiéndose con los años en todo un referente histórico, social y económico en los Pirineos. Pero su prestigio como centro de deportes de invierno para la competición en el ámbito internacional le ha llegado, sobre todo, a partir de la primera Copa del Mundo de esquí alpino femenino que se celebraría, coincidiendo con su centenario, en el año 2008. Más tarde llegarían las copas del Mundo de snowboard (2011) y más recientemente las copas de Europa de esquí alpino o las finales de esquí y snowboard IPC.

La temporada 2007-08 apenas superó los 250.000 forfaits, mientras que diez años más tarde, la 2017-18, vendió un total de 376.139 forfaits. A pesar del aumento, su estrategia en la apuesta por la competición posiblemente tiene un objetivo diferente del que en su momento tuvo Sierra Nevada. En el caso de La Molina los objetivos son de una clara apuesta por la dinamización del territorio en todos los ámbitos y posiblemente por eso el acento se pone más en la fidelización del cliente. Según datos del Grupo FGC el 73% de los visitantes de la estación realizan más de una visita y de éstos, un 42% lo hacen más de 5 veces durante la temporada. El peso de la historia, por un lado, y la apuesta por la competición por la otra, es lo que han conseguido que en poco más de diez años ya se haya posicionado, invitada explícitamente por el COI a hacerlo, en acoger unos juegos de invierno de cara a 2030.


Prueba de la Copa de Europa en La Molina (Foto: O. Molas).

Grandvalira es la otra gran estación que en su momento apostó por la competición y que ahora recoge los resultados. Fue en la temporada 2012-13 cuando Grandvalira acogió su primera prueba de la Copa del Mundo de la FIS. Gracias a aquella prueba Andorra se proyectaba en el ámbito internacional como un destino apto para todos los niveles.

El "país de los Pirineos" por fin se sacaba de encima la falsa connotación de un destino de nieve para debutantes en los mercados internacionales. Pronto se incrementaron los días de esquí vendidos en el mercado internacional, con un incremento que cinco años más tarde se ha cuantificado en el 35%. Y no sólo se ha subido en la afluencia del esquiador internacional, sino que también lo ha conseguido hacer en un 50% en la facturación procedente del gasto que hace este grupo de esquiadores que provienen del centro y norte del continente europeo.

Según datos aportados por la Agencia de Noticias Andorrana, los esquiadores procedentes de Holanda, Bélgica, Polonia, los países nórdicos, Rusia o incluso Israel continúan al alza, mientras que se mantienen mercados internacionales ya consolidados como Francia e Inglaterra. El mercado español sigue representando todavía un poco más de la mitad de los visitantes que esquían en las pistas de Grandvalira, pero la diferencia cada vez se acorta más.

La organización de diferentes pruebas de alta competición y las Finales de la Copa del Mundo que han albergado en este pasado invierno, son los que han contribuido a estas buenas cifras, pero para los responsables de Grandvalira uno de los aspectos más importantes a destacar es que, con la acogida de las competiciones internacionales, Grandvalira ha ganado en prestigio y se ha visibilizado como un gran dominio esquiable. Un dominio competitivo y equiparable en muchos aspectos a los 15 mejores del mundo. Todo ello apoyado por un buen trabajo de estrategia comercial y de comunicación es lo que hecho posible el retorno económico de la apuesta en la competición iniciada, a conciencia, en el año 2012.


Andorra demuestra que las competiciones de esquí pueden ser un éxito de público y mediático. Más info.

Grandvalira ya ha manifestado que continuará con la estrategia de acoger competiciones de prestigio. Sierra Nevada lo ha continuado haciendo y demostrando hasta ahora, si bien habrá que ver hacia dónde la orienta la nueva dirección de la estación (Cetursa), que recordemos es de capital público. En el caso de La Molina la idea también parece clara: acoger las pruebas de nieve en unos hipotéticos juegos de invierno del año 2030. Queda claro, pues, que el esquí de alta competición sí vende, en casa y en el extranjero, y permite mejorar los resultados a quienes apuestan por él.


Las competiciones internacionales mejoran los resultados de las estaciones de esquí que las albergan (Foto: IST).

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